lunes, 7 de enero de 2008

II

Ella dice: El verano llegó con más esperas inconclusas que con realidades concretas.

El verano se muestra así como ese antiguo momento intermedio de espera para lo que ya llega. Y casi que recuerdo haber estado en diciembre esperando estos días
Y si me asombro de esperar hoy que llegue marzo...
no creo que se trate de nuestra simple división en sensaciones como el calor, ni hasta la propia desesperación por cuán denso se hace el paso de los minutos
Tampoco creo que tenga que ver con un modo especial en el que nuestros pensamientos se acomodan cuando el calor y con él, el color del día, no agota la aún gris expectativa de los días buenos.

Por otro lado buenos aires siempre es un buen escenario, aunque sea sólo el fondo de nuestros propios cuartos, para sentir que al menos algo a lo que nos aferrábamos tan fuertemente no desapareció y se hizo otra vez nada. la estación, las vías, y el tren que forzosamente va hacia un solo lugar están ahí. En enero esas imágenes se desdoblan y el ruido que se escucha por encima de un reproductor de música premonitoriamente cancela todo pensamiento bueno y lo demuestra falso. No sé si será que el reproductor tiene como condición de ser el escucharse a un volumen bajo o si el ruido de afuera se vuelve tormentosamente hueco para oídos que quieren hacer como que nunca escuchan más que a sus propios pensamientos.
¿y no es aún problemático hablar de “afuera” como si no formáramos parte de esa especie de dimensión?

Ah no, no. es que nosotras nos movemos tan silenciosa y cautelosamente que lo más probable es que ni lo que gritamos resuene en aquellos que forman parte del afuera.
Supongo que el problema que se sigue de esto último es que nuestro afuera todavía está habitado por aquellas cosas que estaban en Diciembre en Buenos Aires, y que todavía llevan nuestros nombres

¿Y si acaso Enero sólo fuera una continuación insalvable de lo que fuimos hace unos minutos, meses antes cuando el calor insoportable y pegajoso se mutaba en un frío sucio, seco e inconcluso . . .?

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